Cada año, la temporada de huracanes, que inicia el 1 de junio y finaliza el 30 de noviembre, representa un desafío para Puerto Rico, que, por su ubicación geográfica se enfrenta al posible embate de fenómenos atmosféricos cada vez más intensos.
Aunque asociamos la preparación para la época ciclónica con comprar alimentos no perecederos, agua, lámparas de baterías, generadores y otros artículos, es importante recordar que tener seguros de propiedad adecuados no solo protege a nivel personal, sino que es crucial para salvaguardar hogares, negocios y comunidades.
Es así que, en este contexto, prepararse antes del impacto de un huracán —revisando coberturas, actualizando o adquiriendo pólizas y entendiendo los términos de cada contrato— puede marcar la diferencia entre una pronta recuperación o una pérdida devastadora. Hoy, más que nunca, proteger tu propiedad, que es una de las inversiones más considerables de tu vida, es el equivalente a proteger tu futuro.
“La industria de seguros es vital”, comentó Javier Calderón, presidente de Seguros Javier Calderón, Inc., quien agregó que es un motor significativo en la macroeconomía del país, que impacta el ámbito personal, el comercial y el industrial.
No obstante, a pesar de los retos asociados al efecto de los huracanes, los terremotos y hasta de la pandemia en los pasados años, Calderón sostuvo que, en la isla, la industria de seguros es una dinámica que ha evolucionado conforme a los tiempos.
“La mayoría de las pólizas [en la Isla] son producidas por el Insurance Services Office (ISO). Podemos decir que, aunque ya vienen creadas [o manuscritas], hay endosos que se añaden para agregar o quitar cubiertas y esos endosos se van sustituyendo conforme a las necesidades del mercado”, explicó el entrevistado sobre la capacidad de la industria de ofrecer soluciones a los consumidores.
De otra parte, si bien afirmó que “el hecho de que Puerto Rico no tenga un daño directo por un huracán no quiere decir que estamos exentos de un aumento en primas”. Sin embargo, afirmó que las compañías de seguros suelen ofrecer opciones de pagos trimestrales con un cargo por servicio mínimo y hasta financiamiento, para que los consumidores puedan tener sus seguros al día.
Aunque, en su experiencia, Calderón ha observado que la percepción general sobre los seguros es que son un “mal necesario” requerido por el banco cuando las personas tienen una hipoteca, con los aprendizajes de eventos pasados, la población está tomando una mayor conciencia sobre la relevancia del seguro de propiedad (“hazard” o “dwelling”) y de estar al tanto de elementos como los riesgos cubiertos, el período de vigencia, las condiciones de pago y las cláusulas adicionales de las pólizas. Aunque todos estos factores puedan resultar complicados para el consumidor promedio, la realidad es que los agentes de seguros y las aseguradoras pueden orientarle para que el margen de error sea mínimo y tenga la posibilidad de recuperar su inversión en caso de un evento fortuito.
A continuación, algunos de los errores más comunes que debes evitar al momento de asegurar tu hogar:
1. No entender bien la póliza:
Mucha gente no lee o no comprende los detalles de sus seguros y no sabe exactamente qué está cubierto o no. Esto puede causar sorpresas al momento de realizar una reclamación.
“La póliza tiene un montón de cubiertas, pero hay que sentarse y leerlas”, afirmó Calderón, quien recomendó que, de tener dudas, el cliente debe hablar con su agente de seguros para que le explique para qué tiene cubierta y para qué no. “Quien se prepara adecuadamente y tiene una pérdida puede recuperar todo lo que dice en su contrato. Las pólizas, tanto residenciales como comerciales, son amplias”.
2. La importancia de la revalorización:
Para mantener una cobertura de seguro adecuada, es esencial actualizarla cada dos, tres o cinco años. Algunas formas de hacerlo, según el presidente de Seguros Calderón, Inc., son:
“Es crucial tener la conciencia, la voluntad y el compromiso de pagar por la cobertura adecuada. Esto incluye estar dispuesto a invertir en la actualización de la valoración de la propiedad y en la cobertura de seguro necesaria”, aseguró Calderón. Esto es especialmente cierto cuando se finaliza la hipoteca, pues muchas personas tienden a cancelar el seguro.
3. Asegurar la propiedad por su valor de mercado y no por el valor de reemplazo:
El valor de mercado puede ser menor que el de reconstruir una casa. Si te aseguras solo por este valor, puede que no tengas suficiente cobertura para reconstruir, en caso de pérdida total.
“Digamos que en un proceso hipotecario, en la tasación dice que esta casa tiene un piso que mide tanto; el costo de reemplazarla si fuera a construirla hoy sería tanto. [Entonces] se aseguró ese día por esa cantidad. Digamos que esa persona jamás refinanció; tuvo su hipoteca por 30 años y la póliza se mantuvo por la misma cubierta durante los 30 años, y vino un huracán. Seguramente estaba mal asegurada”, ejemplificó Calderón, quien agregó que es necesario tomar en cuenta este aspecto porque los costos de construcción han incrementado.
Expresó que, si bien los condominios llevan a cabo ejercicios de valorización que detallan el valor de reemplazo de la propiedad, no están obligados a asegurar por ese valor. En el caso de las residencias, no existe la obligación de revalorizar, por lo que la responsabilidad recae en el dueño de la propiedad.
4. No actualizar la póliza tras remodelaciones o adquisiciones significativas o elegir un seguro más económico:
Renovar una fachada, añadir una piscina, remodelar la cocina o instalar sistemas de energía solar, por ejemplo, cambia el valor de la propiedad. No actualizar la póliza puede dejar esas mejoras sin protección adecuada. Enfocarse en la prima más baja sin considerar las exclusiones relevantes en las pólizas puede costar más a largo plazo.
Por ejemplo, Calderón comentó que, si el costo real de reemplazo de tu propiedad es de $150 mil, pero solo la aseguraste por $100 mil y tuviste una pérdida por $30 mil, la compañía de seguros te pagará en proporción a la prima que pagaste. En este caso, pagaste por dos terceras partes del valor real ($100 mil en lugar de $150 mil), por lo que la compañía de seguros te pagará dos terceras partes de tu pérdida, es decir, $20 mil, menos el deducible que aplique. Esto significa que, aunque la prima anual no sea muy cara (alrededor de $100 al año), el riesgo asumido es considerable y puede resultar en una obligación financiera significativa para el consumidor que no tiene ni el dinero ni el conocimiento necesarios para enfrentar la pérdida.
5. Considerar diversas opciones de cobertura:
Calderón indicó que los consumidores tienen la posibilidad de obtener el llamado “personal package”, una póliza que agrupa diversas coberturas bajo un mismo contrato, con ciertas limitaciones. “Eso está llegando a Estados Unidos ahora; en Puerto Rico [la tenemos] hace más de 30 años”, aseveró, para añadir que es necesario efectuar una reflexión de cuánto deseas pagar versus cuánto riesgo deseas asumir en conjunto con tu agente de seguros.
“Un agente bien preparado y profesional es un recurso invaluable porque te puede ayudar en todo: en el proceso de un reclamo, en la evaluación, en llevarte de la mano”, reveló.
Para ejercer en Puerto Rico, los agentes deben tener una licencia otorgada por la Oficina del Comisionado de Seguros (OCS). Algunos pueden contar con designaciones profesionales adicionales, que, según Calderón, representan el compromiso de dedicarle el tiempo a su preparación profesional.
Además de tener cobertura contra incendios, terremotos y huracanes, otra póliza recomendada es la de responsabilidad pública.
“Sobre la responsabilidad pública, lo que le digo a todo el mundo es ‘compra todo lo que puedas comprar’, especialmente cuando hay autos, menores o un riesgo mayor. La póliza “umbrella” es baratísima. ¿Por qué no vas a comprarla?”, cuestionó Calderón, mientras mencionó que este tipo de póliza es especialmente útil para cubrir cualquier incidencia que haya con terceros, incluyendo en el hogar.
“Más que nada se trata de prevención. El que está bien preparado y previene, a la larga puede resolver mejor. Y, claro, una vez tiene la pérdida, es su obligación documentarla y cuantificarla. No le delegues eso a la compañía de seguro”, explicó Calderón, quien señaló que “es la obligación y el interés del reclamante mantener el control de la reclamación. Busca el perito que necesites, ya sea un contratista o un electricista. Documéntalo bien, codifícalo, cuantifícalo [en un estimado]”, recomendó finalmente.