Con su éxito “Todo tiene su final” (1973), Willie Colón y Héctor Lavoe anticiparon lo que pasaría con la jauja de la generación y venta de energía eléctrica en Puerto Rico. Señas del final fueron apareciendo.
Un informe por Sergio M. Marxuach (CNE, 2009) indicó que la AEE, siendo un monopolio, autorregulado, facultado a recuperar la totalidad de los costos de sus clientes, reportó una pérdida de $39 millones para ese año. La agencia proyectaba gastar $900 millones en su obsoleta flota generatriz de quema de petróleo. En el 2007 la AEE generó menos efectivo, y tardó más en cobrarle a sus clientes y pagarle a sus suplidores que en el 2006. Las cuentas por cobrar al gobierno central y los municipios aumentaron de $265 millones en el 2006 a $316 millones en el 2007.
Operacionalmente la AEE era menos eficiente que sus homólogas en los Estados Unidos, con menor rendimiento en casi todos los renglones. La cantidad de energía perdida sin contabilizar subió en un 23% desde el 2003. El 14% de la producción se perdía en el sistema de transmisión y distribución (“T&D”), tasa que representa 3.3 veces el promedio de pérdida en servicios públicos en los Estados Unidos. La energía perdida sin contabilizar del 2007 excedió la totalidad del consumo (KWhs) en Bolivia o Nicaragua durante todo el 2006.
El relato ante el Comité de RecursosNaturales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos en enero de 2016 erasimilar, pero peor. Aseptiembre de 2014 las cuentas por cobrar ascendían a $1,750 millones. Deestas, $750 millones eran de agencias gubernamentales. Una tercera parte de losabonados tenían subsidios y pagaban sumas fraccionales o nada.
A la gerencia de la AEE se le imputaba haber contribuido a un ambiente de trabajo indiferente; la burocracia y lasconexiones políticas desplazaron el mérito y el trabajo arduo yperseverante. Cada nuevaadministración desde el 2001 evisceró la dirección de la AEE; obstruyó avenidaspara fomentar liderato institucionalizado, basado en el principio de mérito; yfomentó un ambiente de trabajo carente de responsabilidad individual y metas. La deuda con los bonistas de la AEE rondabapor los $9,000 millones.
El Congreso veía un futuro incierto para la agencia. El gobernador Alejandro García Padilla ya había anunciado que el gobierno no podía pagar sus deudas. El representante Raúl Grijalva describió la situación de Puerto Rico como: “The Puerto Rican government is robbing Peter topay Paul. Sometime in the next 3 to 6 months they will no longer be able to pay Paul or anyone else”. En septiembre de 2017 María arrancó el vendaje que por décadas escondió la realidad, con sus trágicas consecuencias, de la AEE.
Según informó El Nuevo Día, los interesados en asumir la monumental tarea de operar la flota generatriz de la AEE -descrita como chatarra - desmantelarla y reemplazarla con generación renovable, bajó de ocho a tres. La expectativa, para mañana, de un sistema bueno, bonito - entiéndase renovable - y barato, dada la realidad, es asombrosa. Para inversionistas informados, tal expectativa, unida al éxito/fracaso de LUMA, en poco tiempo, sustituir la AEE como la cara de todos los males, sin importar procedencia: generación por la AEE o el T&D bajo LUMA, debe levantar banderas rojas.
Una mezcla de ingenuidad por parte de LUMA, unido a medir mal la magnitud, no de la tarea técnica que conocen, sino de la política de trinchera local, nutrida por robusta política partidista, desnutrido interés en el bien público, siguiendo el modelo del presidente de Estados Unidos número 45, donde la verdad es irrelevante, es evidente. El constante clavete de banderillas a LUMA y no a la AEE, para recuperar poder político, por interrupciones atadas a los activos de generación, produce mella. En esa corrida la legislatura ha mostrado maestría.
Mejor indicador que la aprobación el 19 de abril del R.C. de la C. 315, presentado el 18, pidiendo cancelar el contrato de LUMA, no existe. Importa poco, en la Casa de la Leyes, olvidar la norma que desfavorece leyes bananeras que menoscaben obligaciones contractuales. Que la jueza Laura Taylor Swain negara participación legislativa en el comité de mediación de la deuda de la AEE con los bonistas no sorprende.
El proceso judicial bajo Promesa y la investigación del Negociado de Energía sobre el reciente apagón aportan a reducir la jauja. Otros la auspician. Espero que la profecía de Willie Colón y Héctor Lavoe de que “Todo tiene su final” sea cierta. El futuro del país de ello depende.
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