El gas propano es uno de los grandes aliados de la vida moderna. Desde inicios del siglo XX, su descubrimiento y la capacidad de almacenarlo de manera segura en forma presurizada revolucionaron la manera en que calentamos agua, cocinamos nuestros alimentos e, incluso, energizamos estructuras en zonas sin acceso al sistema eléctrico tradicional.
En Puerto Rico, este recurso ha estado presente en hogares, industrias, centros comerciales y en la misma construcción. Pero como todo producto útil, también exige respeto.
En años recientes, se han registrado incidentes relacionados al uso del gas propano. La mayoría de ellos no han sido consecuencia de fallas en los cilindros o tanques, sino por negligencias humanas: conexiones deterioradas, falta de inspección, uso de materiales no certificados y una preocupante relajación en la vigilancia doméstica y comercial. Por eso, este artículo busca reiterar que el gas propano, usado correctamente, es seguro, eficiente y confiable.
El Código Nacional de Gas Combustible (NFPA 54), así como el Reglamento de Gas de Puerto Rico, establecen lineamientos claros que no deben ser ignorados. Las conexiones deben ser preferiblemente en cobre rígido y, en el caso de equipos como estufas, secadoras y calentadores de agua, deben utilizarse tuberías flexibles corrugadas de acero inoxidable. Es crucial que estos componentes estén debidamente certificados, identificados bajo la lista UL, y adquiridos en establecimientos que garanticen calidad y cumplimiento con normas reconocidas.
Más allá de las conexiones, existen medidas adicionales que pueden marcar la diferencia entre la seguridad y la tragedia. Por ejemplo, contar con un detector de fugas de gas propano, hoy disponible a precios accesibles, permite actuar con rapidez en caso de una liberación inadvertida. Asimismo, las válvulas de cierre deben mantenerse cerradas cuando no se utiliza el equipo, y toda persona debe conocer el procedimiento correcto para encender una estufa: abrir la válvula, prender la mecha o chispa, y luego abrir el gas, nunca al revés.
También es vital recordar que los cilindros de gas propano deben instalarse a una distancia mínima de ventanas o puertas —al menos 3 pies (aproximadamente 1 metro)— y nunca deben colocarse cerca de generadores eléctricos o fuentes de calor que puedan elevar peligrosamente la presión interna del tanque. Estas reglas no son sugerencias: son medidas de vida o muerte.
Como ex jefe del Cuerpo de Bomberos de Puerto Rico y actual consultor, he sido testigo de la nobleza del gas propano… y del dolor que puede causar cuando lo subestimamos. La industria del gas en nuestra Isla ha sido históricamente eficiente y profesional. Ante cualquier duda, siempre es preferible consultar con una compañía credencializada antes de improvisar una conexión o alterar un sistema.
Decía el honorable jefe Raúl Gándara Cartagena que “el mejor fuego es el que nunca comienza”. Esta máxima es más vigente que nunca. La prevención salva vidas. Es el camino que debemos escoger como ciudadanos, como profesionales de la construcción, y como país. En mi caso, ha sido una vocación, una misión que he abrazado tanto en el servicio público como ahora desde la empresa privada.
Si desea más orientación sobre este tema, puede escribirme a: acrespo@crespoadvisors.com
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